miércoles, 21 de octubre de 2009

Romántico

Este es un poema de mi propia inpiracion
espero les guste. ^-^
Romántico no soy, pero lo
Trato de ser contigo,
Porque quiero que veas
Lo que siento por ti.
Puedo ser lo que me pidas,
Incluso cuando no me lo digas.
Tu solo déjate llevar por el
Juego que existe entre los dos,
Y déjame teñir tu mundo de
Color, de color rojo pasión.
No te preocupes, nunca te dejare,
Siempre estaré a tu lado aunque
Lejos de ti este.
Te amo, no lo puedes cambiar,
Eres lo más hermoso que
Me a pasado y eso ni el
Tiempo lo puede cambiar.
Déjame llenarte de rosas,
Déjame cantarte desde la aurora,
Déjame entrar a tu corazón y
Rescatar tu alma de la obscuridad.
No tienes idea de cuanto te deseo,
Y ciento que mi tiempo a solas
Es como el mismo infierno.
Quiero ser tu caballero andante
Y no me importan los peligros
Que pueda enfrentar, ya que lo
Único que me importa eres tu.
No me pidas que te deje, no
Me lo pidas por favor, ni se
Te ocurra pensarlo, por favor
No lo hagas corazón.
Como puedo hacerte entender
Que eres parte de mi corazón,
Como olvidar que los dos
Superamos tanto dolor.
Cuantas veces me has
Soñado y dicho Te amo,
Cuantos besos y abrazos
No me as dado, entonces
Por que quieres negarlo.
Lo único que lamento es
Que solo en sueños te
Pueda amar, debido a que
Solo soy un producto de
Tu imaginación.

K.E.F.P

sábado, 17 de octubre de 2009

El Amor y La Locura


Habiendo la locura
Con el amor reñido,
Dejó ciego de un golpe
Al miserable niño.
Venganza pide al cielo
Venus, ¡mas con qué gritos!
Era madre y esposa,
Con esto queda dicho.
Queréllase a los dioses
Presentando a su hijo:
¿De qué sirven las flechas,
De qué el arco a Cupido,
Faltándole la vista
Para asestar sus tiros?
Quítensele las alas
Y aquel ardiente cirio,
Si su luz ser no pueden
Su vuelos dirigidos.
Atendiendo a que el ciego
Siguiese su ejercicio,
Y a que la delincuente
Tuviese su castigo,
Júpiter, presidente
De la asamblea, dijo:
“Ordeno a la locura
Desde este instante mismo
Que eternamente sea
De amor el lazarillo.”

Félix María Samaniego